05 octubre 2020

La Sala de Tapices (I): la conquista de Túnez por Carlos I y los tapices de Vermeyen

El estado ruinoso y lamentable en el que se encontraba el Palacio del Senado al comienzo del período de la Restauración en 1875, obligó al entonces presidente de este Cuerpo Colegislador, el marqués de Barzanallana (presidente entre 1876 y 1881), a emprender una serie de reformas para acondicionar el edificio. Las obras se le encargaron al arquitecto Agustín Ortiz de Villajos, que además de reparar la armadura de la bóveda del Salón de Sesiones, de realizar la construcción del Salón de Conferencias o la reforma de la fachada del Palacio hacia la calle del Reloj, obras ellas de urgencia; diseñó posteriormente en 1881 una sala específica para reuniones en una estancia que había servido anteriormente como parte de la biblioteca. La sala figuró como sección 4ª o 5ª, dependiendo de las legislaturas, como salón de presupuestos, o ya más recientemente como Sala de Tapices. En la actualidad recibe el nombre de Sala Manuel Broseta Pont.


Sala Manuel Broseta Pont. Senado.

En la reunión que mantuvo la Comisión de Gobierno Interior el 6 de marzo de 1881, una vez «presentado por el indicado Arquitecto (Villajos) el presupuesto de las obras necesarias para el arreglo del antiguo local de la Biblioteca, la Comisión, después de haberlo examinado, acordó prestarle su aprobación con el aumento que ocasione poner un artesonado sencillo de madera con dibujo morisco en el techo del salón de presupuestos y de reuniones, cuyo coste no exceda de veinticinco pesetas metro cuadrado; y además unas dos mil pesetas destinadas á la instalación de las chimeneas y caloríferos para su calefacción».


Artesonado de la sala. Senado.

En los meses posteriores, la Comisión trató el tema de la decoración que debería tener la nueva sala. Por tal motivo, se encargó «la construcción de las banquetas necesarias para la sala de reuniones, en armonía con el decorado que ha de tener la misma, y que se pidan a Inglaterra muestras de alfombra imitando dibujos viejos para elegir la que se juzgue más a propósito»[1]. Dichas banquetas, tras analizar la comisión los dibujos y presupuestos presentados por varios artistas decidió encargárselas a don Antonio G. Martínez a un precio de 85 pesetas metro[2].

Un mes después recibiría la comisión las muestras de alfombra para elegir, así como muestras de telas para las banquetas proporcionadas por el establecimiento «Isla de Cuba». Igualmente, sería el presidente el encargado de elegir la mesa y sillón adecuados para la nueva sala y la lámpara que debería figurar en ella. Ésta se le encargó a la empresa de los Sres. Llorensa Hermanos por 875 ptas. y debía contar con diez luces y un diámetro de 1,4m. La entrega tenía que hacerse como muy tarde el 24 de agosto[3]. Esta premura es de suponer que se deba a la próxima apertura de las Cortes el 20 de septiembre[4] y, por tanto, al deseo por tener preparada la sala de cara al comienzo de la nueva legislatura 1881-1882.

Pero si por algo destaca sobre todo esta sala, es por la decoración de sus paredes. En ellas hay ocho reproducciones de fragmentos correspondientes a la serie de tapices que narran la conquista de Túnez por el emperador Carlos V. En la reunión de la Comisión de Gobierno Interior del 7 de abril de 1881, «leída la carta del Sr. D. Francisco Sans referente á las imitaciones de tapices que se proyectan colocar en las paredes del nuevo salón de reuniones y también el presupuesto formado para la ejecución de esta obra por el pintor Sr. Llanos, la Comisión, después de aprobar dicho presupuesto, acordó confiar este encargo, con sujeción al mismo, al indicado Sr. Llanos». Las imitaciones serían adquiridas meses después, en agosto, a Luis de Llanos Keats por un precio de 7500 ptas.

La conquista de Túnez por Carlos I en 1535 es uno de los episodios más destacados de su reinado. Éste, en el ámbito exterior, se movió sobre tres ejes: las guerras con Francia debido a la enemiga de Francisco I, la lucha por frenar la herejía luterana que había nacido en el seno del Imperio y que suponía una ruptura de la Cristiandad, y la defensa de esta misma Cristiandad frente a la amenaza turca tanto en el continente como en el Mediterráneo.

La decisiva victoria del Imperio en el sitio de Viena de 1529 y el posterior rechazo en 1532 del avance de Solimán, que abandonaría su nuevo intento de tomar la ciudad austríaca tras conocer los movimientos del ejército del emperador Carlos V hacia Viena, constituirían el freno a la invasión turca en el continente y algo de tranquilidad en la Cristiandad. En cambio, no sería así en el norte de África y en el Mediterráneo. Las tomas de Argel y el Peñón de Argel por el corsario Barbarroja supusieron una constante amenaza sobre las costas españolas que vieron con relativa frecuencia cómo a ellas llegaban naves argelinas con lo que ello suponía: saqueos y toma de prisioneros, ya fueran hombres, mujeres o niños.

Ascendido Barbarroja a Almirante de la armada turca, conquistará Túnez el 2 de agosto de 1534, un claro golpe a la influencia de la Monarquía Católica al sur del Mediterráneo, ya que su rey, Muley Hassan, era feudatario de Carlos I. Ante esta situación, el emperador decide participar él mismo en la operación que se desarrollará al año siguiente para retomar Túnez. Y a ella acudirá también, a parte de su cronista don Alonso de Santa Cruz, el pintor flamenco Jan Cornelisz Vermeyen para documentar aquella importante jornada.

El desembarco de las tropas imperiales se llevó a cabo a mediados del mes de junio de 1535, entre los días 16 y 17. Tras algunos combates de escasa importancia, el ejército pone rumbo a La Goleta, la plaza marítima más fuerte de Túnez y con cuyo control se garantizaba acabar con los ataques turcos que había estado sufriendo la Italia meridional desde 1534. Durante seis horas, por tierra y por mar, se estuvo bombardeando de forma ininterrumpida los muros de La Goleta, hasta que por fin se abrió brechas en los mismos, dando la oportunidad a las tropas con mayor arrojo y valor del ejército imperial: los tercios viejos españoles. Estos serían los primeros en conseguir entrar en La Goleta el 14 de julio.

Tomada la plaza, el emperador pone rumbo a Túnez. De camino combatieron contra las fuerzas turcas por los pozos de agua, algo que aprovecharon los miles de cristianos cautivos que había en Túnez para alzarse, puesto que los turcos habían salido a combatir a los imperiales. Vencido en los pozos y con la ciudad alzada, Barbarroja huyó con los suyos a la plaza de Argel donde se refugió, consiguiendo Carlos I hacerse de nuevo con Túnez el 21 de julio y así devolver el trono al rey Muley Hassan, su vasallo.

Para conmemorar tan importante victoria, años más tarde en 1546, Carlos I solicitaría que se realizase una colección de tapices que ilustrase aquellas jornadas. Su hermana María de Hungría, gobernadora de los Países Bajos, encargó el 15 de junio de 1546 al pintor flamenco Vermeyen, que había acompañado al emperador a Túnez, que realizase los cartones para los tapices, actividad en la que fue ayudado por el pintor Pieter Coecke van Aelst. La colección de hasta doce paños fue tejida a partir de 1548 en el taller de Willem Pannemaker con seda de Granada, hilos de estambre de Lyon, de oro y de plata. Los tapices se terminaron de tejer el 12 de abril de 1554 y desde entonces fueron objeto de gran admiración y mostrados en acontecimientos importantes. Fueron numerosas las copias que se hicieron, como las que encargaron las hermanas del rey, María de Hungría y Leonor de Austria, o la solicitada en 1731 por S.M.C. don Felipe V.

Los doce tapices de la colección son:

  1.        El mapa.
  2.        La Revista de las tropas en Barcelona.
  3.        Desembarco en La Goleta.
  4.        Ataque a La Goleta.
  5.        Combate naval ante La Goleta.
  6.        Salida del enemigo de La Goleta.
  7.        Toma de La Goleta.
  8.        La Batalla en los pozos de Túnez.
  9.        La toma de Túnez.
  10.      Saqueo de Túnez.
  11.      El enemigo acampado en Rada.
  12.      Reembarque del ejército en La Goleta.

               En la actualidad, solamente se conservan diez de los doce tapices, repartidos entre el Palacio Real de Madrid y el Real Alcázar de Sevilla. El octavo y undécimo tapices se perdieron entre los siglos XVIII y XIX.


La revista de las tropas en Barcelona.

Ataque a La Goleta.



[1] Acta de la Comisión de Gobierno Interior, 1 de junio de 1881.

[2] Ibídem, 24 de junio de 1881.

[3] Ibídem, 20 de julio de 1881.

[4] La Sesión Regia de apertura correspondió al Senado celebrarla.

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