La coronación de Quintana de Luis López Piquer. Senado |
Visto en anteriores
artículos cómo se llevó a cabo la organización y desarrollo de la solemne
ceremonia de coronación del poeta don Manuel José Quintana, queda sólo por ver
la manera en que se inmortalizó pictóricamente aquel episodio.
El 12 de febrero de 1855
los señores diputados don Cipriano Segundo Montesino, director de obras
públicas; don Ángel Fernández de los Ríos, director de Las Novedades; don Antonio Cánovas del Castillo, historiador; don
Manuel Rancés y Villanueva, director de El
Diario Español; don Eduardo Chao
Fernández, publicista; y don Daniel Carballo Cousido y don Francisco de Paula
Montemar, antiguos director y redactor de La
Nación, presentaron en las Cortes Constituyentes una proposición de ley en
la que se pedía autorizar al Ministro de Fomento para abrir un concurso entre
los pintores españoles con el fin de realizar un cuadro en el que se
representase el acto solemne de la coronación de Quintana. Los siete diputados
querían así que la Asamblea y el Gobierno se asociasen a la solemne ceremonia.
En la sesión del 20 de
marzo se dio lectura a dicha proposición e intervino el diputado Sr. Montesino
para su defensa:
El acto de la
coronación de ese gran poeta y publicista por manos de una Reina, es raro en
los anales de las Naciones, y quizá el único en nuestra historia, y es, por
consiguiente, digno de la época de ilustración á que hemos llegado, y de que se
asocien á ella las Córtes y el Gobierno de S.M., en representación del pueblo
español. Tal es el principal objeto que nos ha movido á formular nuestra
proposición. Ninguna ocasión más oportuna, cuando vamos á premiar la virtud, el
patriotismo y el saber de uno de los predilectos de las musas, del Píndaro de
nuestra poesía, del Plutarco español, D. Manuel José Quintana. […]Digno es,
pues, de los honores que se le tributen, y de que se asocie también la Cámara á
estos mismos honores, puesto que valiéndome de las expresiones que él mismo
dirigió á su amigo el ilustre Cienfuegos, jamás hizo de la literatura un
instrumento para la tiranía y servidumbre de los demás, ni se manchó con la
adulación baja, dirigiendo sus producciones á que los hombres se amasen y
apreciasen unos á otros, en vez de destrozarse. Digno modelo que deben tener
presente todos los que se dedican á escribir para los demás y que tengan la
íntima conciencia de su profesión. […]Y por lo tanto, me siento, rogando á la
Asamblea se digne tomar en consideración el proyecto de ley que hemos tenido la
honra de someter á su deliberación.[1]
La proposición fue tomada
en consideración por unanimidad y se pasó a las secciones para el nombramiento
de Comisión. Ésta fue constituida por las secciones en su reunión del 27 de
marzo y fueron nombrados como miembros de dicha Comisión los Sres. Diputados don
Cipriano Segundo Montesino, don Práxedes Mateo Sagasta y Escolar, don Francisco
García López, don Camilo Labrador Vicuña, don Francisco Leonés, don Juan
Bautista Alonso y don Ángel Fernández de los Ríos[2]. Días más tarde, en la
sesión del 2 de abril las Cortes quedaron enteradas de que la Comisión había
elegido como presidente al diputado Alonso y como secretario a Fernández de los
Ríos.
Durante el mes de abril
la Comisión realizó sus trabajos y para cumplir con su encargo se sirvió del
consejo de pintores españoles que comparecieron ante ella a fin de ilustrar la
mejor manera de llevar a cabo la ejecución y el fin de la obra. De esta manera,
fijaron el tamaño que debería tener el cuadro, el plazo de tiempo para
pintarlo, la cantidad que habría de retribuirse al artista encargado de elaborar
la obra e igualmente consideraron que la forma más idónea para elegir al pintor
sería mediante concurso, aunque este punto lo dejaban a la elección del
Gobierno por diversos motivos. El dictamen de la Comisión[3] quedó aprobado el 9 de
mayo y al día siguiente se leyó en la sesión de las Cortes Constituyentes y se
anunció que se imprimiría, repartiría y señalaría día para su discusión.
En su sesión del 6 de
junio, las Cortes Constituyentes aprobaron el dictamen sin discusión y en
sesión de 9 de junio, tras ser devuelto por la Comisión de Corrección de estilo
y declarándose estar conforme con lo acordado, habiendo un número suficiente de
Sres. diputados se aprobó definitivamente el proyecto de ley. La ley[4] fue sancionada el 17 de
junio de 1855 en el Palacio Real de Aranjuez y constaba de dos únicos
artículos:
Artículo 1º: Se
autoriza al Ministro de Fomento, para abrir un crédito de 120.000 rs. para que
en el término de dos años, y por el medio que crea más acertado, disponga que
se consigne por un pintor español en un cuadro de 15 piés de ancho por 20 de
alto el acto solemne de la coronación del ilustre poeta D. Manuel José
Quintana, celebrada en Madrid el día 25 de Marzo de 1855.
Artículo 2º: En el
caso de que el Gobierno abra concurso para el cuadro entre los artistas
españoles, el crédito se extenderá á 160.000 rs.; de éstos, 120.000 con destino
al que obtenga el premio y 40.000 para el que consiga el accésit.
Al mes siguiente, el 25
de julio, don Manuel Alonso Martínez, Ministro de Fomento, comunica al
presidente de la Real Academia de San Fernando, don Ángel Saavedra Baquedano,
duque de Rivas, la aprobación de la ley y solicita que la Academia se pronuncie
sobre la forma más conveniente de llevar a cabo el concurso estipulado por la
Ley. Miembros de la Sección de Pintura entre los que se encontraban Carlos Luis
de Ribera, los hermanos Luis y Fernando Ferrant, Antonio María Esquivel o Vicente
Jimeno elaboraron un programa a tal fin, que sería aprobado por doña Isabel un
mes más tarde, el 24 de agosto. En dicho programa se fijaban las medidas del
cuadro, la cantidad del premio y el accésit, y se establecía la necesidad de
ceñirse a «la verdad del hecho en cuanto al sitio, trages, y demás accesorios».
Para optar al premio se indicaba la obligación de presentar en la Secretaría de
la Real Academia de San Fernando los bocetos en un plazo de seis meses junto
con la partida de bautismo del pintor o el documento que acredite que se es
español y otro en el que conste que la obra se ha hecho en España, así como el
lema de la obra que se estampará detrás del boceto.
Para juzgar los bocetos
se fijaba la composición de un Tribunal formado por el presidente de la Real Academia
de San Fernando, miembros de la Sección de Pintura de dicha Academia y personas
que el Gobierno designase[5]. Así, junto al duque de
Rivas, que presidía el Tribunal, se encontraban los pintores Luis Ferrant,
Carlos Luis de Ribera, Antonio María Esquivel y José de Madrazo; los escritores
Juan Eugenio Hartzenbusch y Pedro Calvo Asensio; y los políticos Cipriano
Segundo Montesino, Martín de los Heros y Alejandro Oliván.
Finalizados los seis
meses de plazo para la entrega de bocetos en febrero de 1856, el Tribunal
dictaminará el 25 de agosto que el ganador del concurso es don Luis López y
Piquer con su boceto con lema: «Los Reyes honrando el mérito se honran a sí
mismos». El cuadro, que terminará en 1859, tras estar depositado en el
Ministerio de Fomento varios años, fue depositado a finales del siglo XIX en la
Alta Cámara donde ha estado hasta el día de hoy. Tras ubicarse en despachos y
en la sala de la Sección 1ª, puede verse hoy día colgado en la galería de
Presidencia baja.
La obra recoge el momento
exacto en que doña Isabel ciñe la corona de oro en la cabeza de Quintana. Los
dos grandes méritos de esta obra de Luis López son la gran cantidad de retratos
de personas destacadas de la segunda mitad del siglo XIX (115 en total) y la
fidelidad con la que dejó representado en el lienzo el Salón de Sesiones del
Senado. Como alabanza al pintor y su cuadro tenemos la oda que el 29 de mayo de
1859 compuso el poeta don Miguel Agustín Príncipe titulada A D. Luis López en elogio de su bello y magnífico cuadro de la
coronación de Quintana, donde ensalza las habilidades del pintor y recorre
con su descripción el cuadro. Con admiración refleja en la oda lo que Luis
López en su obra, hasta el mismo momento de la coronación:
Llena
de encantos cual la Venus griega,
y
augusto y bello su gentil semblante,
se
inclina blandamente hacia adelante
como
la mies que el céfiro doblega:
ambos
a dos despliega
y
ambos desnudos, cual le plugo hacellos
de
la gracia al autor, los brazos mueve;
brazos
no sé si de azucena o nieve,
mas
sí que nunca los miré tan bellos.
Baja
ya, pues, tus manos peregrinas
con
el laurel que en ellas se atesora:
ciñe
esa sien con él…que harto, Señora,
¡la
adversidad la coronó de espinas!
Discordias
intestinas
cárcel
dieron un día al que extasiado
la
Independencia y Libertad cantaba:
tú
le coronas hoy. Nación esclava,
¿Quién
al rango de libre te ha elevado?
Ora
comprendo la actitud del Vate,
y
la expresión que su semblante anima:
conmovido
a su Reina se aproxima,
y
le inclina la sien; mas no la abate.
De
la edad al embate
¿podrá
tal vez doblarse con exceso?
¡No!
Que una mano a tal azar previene,
y
en la mano apoyándose, sostiene
de
su agobiada ancianidad el peso.
Martínez
de la Rosa mientras tanto,
del
Parnaso español Cisne canoro,
prestando
a su actitud nuevo decoro,
también
le apoya y le sostiene un tanto.
Del
Vate sacrosanto
otra
mano está libre. ¡Oh, cuánto en ella
de
gratitud, de afecto y de ternura
aglomeró
el Artista! ¡Oh, cuál fulgura
en
vida y expresión, radiante y bella!
-
«¡Reina de mi cariño! (así parece
el
Poeta decir): ¡Alumna mía!
En
mi lauro comienza un nuevo día,
y
otro sol a mi Patria le amanece.
¡Gracias!
El lauro crece
donde
excelsos magnánimos Monarcas
no
le retiran con desdén su mano:
Tenga
Reyes cual tú, y el suelo hispano
Dantes
y Tassos brotará y Petrarcas.»-
Mucho
gozar debiste, el de Altamira,
y
vosotros, Bailén, Ferraz e Infante,
al
ver tan cerca en tan sublime instante
lo
que en vano cantar quiere mi lira.
Retira
ya, retira,
Musa
mía, el laúd: Ayala, Arrieta
y
Gertrudis después, el himno santo
de
triunfo van a alzar…¡Ay! ¡Y entretanto
bajó
a la tumba el inmortal Poeta![6]
[1]
Diario de Sesiones de las
Cortes Constituyentes, nº 110, 20 de marzo de 1855, p. 3061.
[2]
Ibídem,
nº 121, 2 de abril
de 1855, p. 3487.
[3]
Puede leerse el dictamen en
el Apéndice décimo al nº 150 del Diario de Sesiones de las Cortes
Constituyentes, p. 4659.
[4]
Puede leerse el texto de la
ley en el Apéndice sexto al nº 181 del Diario de Sesiones de las Cortes
Constituyentes, p. 5751.
[5] Puede consultarse el programa
completo en La Gaceta de Madrid, nº
966, 25 de agosto de 1855, p. 2.
[6] AGUSTÍN PRÍNCIPE Miguel, A D. Luis López en elogio de su bello y magnífico cuadro de la coronación de Quintana, Imprenta de Manuel Galiano, Madrid, 1859.